No es por nada pero sé que no soy un ignorante.
Y lo lamento, porque el haberlo conseguido me ha revelado que era mejor seguir siéndolo.
Cuando era bien ignorante, vivía más, reía más y me preocupaba menos; pues no sabía de qué…
Ni siquiera intuía que era ignorante.
Hoy que no lo soy, me doy cuenta que jamás lo he sido tanto
y temo seguir en mis intenciones por dejar de serlo, si ya sé que más adelante lo seré más.
Ojalá me diera cuenta que sigo siendo un ignorante para luego olvidarlo y dejar de serlo.
Por lo menos puedo intentarlo:
— No es por nada pero en este momento, ¡me doy cuenta que soy un ignorante! —
Ahora lo difícil… tengo que olvidarlo.
Etiquetas: poema
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