Me gusta el color de estas hojas.
Ya he repasado este libro varias veces y me ha gustado tanto, que prefería no escribir, no rayar, no manchar, no dibujar.
He aprendido a encontrar el texto en el libro vacío,
como el pintor calca la imagen que ve su mente sobre el blanco lienzo, aunque la mía haya sido hasta ahora
incapaz de distinguir claramente lo que se oculta en cada una de las páginas, que pletóricas de voces e impresiones
transmiten el bullicio…
Es preciso concentrarse en la textura de las hojas para ir retiñendo el texto, ya que son ellas las que hablan y no yo.
Yo soy su instrumento,
pero retribuyen mi servicio ya que me dejan tocarlas,
me permiten resbalar suavemente sobre su piel mientras me cuentan sus pensamientos…
Sentir y saber me parece un buen precio.
Etiquetas: poema
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